Dice la historia que desde los tiempos preincaicos, los auténticos pobladores peruanos de la costa norte comían ya el pescado crudo remojado en salsa de ajíes. Con la llegada de los españoles, que traían las consecuencias de 800 años de ocupación mora, vinieron los limones y las cebollas, que la tierra peruana aceptó abrigar y producir. De aquellos aportes, pluriculturales como el Perú mismo, nació después el rey de nuestros platos. Irresistible, fresco, sobrio. El que diga que no le encanta el cebiche es por que no ha sabido donde probarlo. El secreto sin duda es un buen pescado muy fresco, mucho limón norteño y el ají pequeñito y perfumado que cae como la cereza del helado. Pruebe ésta receta norteña, sencilla y deliciosa, no se olvide de escoger bien el pescado y disfrute acompañado, de nuestro plato de bandera, patrimonio indiscutible de nuestro Perú.
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