jariam marzo 26, 2019

La salsa pimienta verde es una de las más sencillas de hacer y, a su vez, también pertenece al grupo de las más sabrosas.

Las salsas siempre dan mucho juego a la hora de cocinar. Y no para «enmascarar sabores» como piensan algunos sino porque son un genial acompañamiento.

Son un gran complemento para todo tipo de platos: carnes, pescados, pastas, verduras…

Vamos ya con la receta, en unos 15 minutos la tendremos preparada:

Salsa pimienta verde

Salsa pimienta verde

Ingredientes (cantidades para acompañamiento a los platos de unos 4 personas aproximadamente)

  • Una cebolla pequeña o cebolleta
  • 200 ml de nata para cocinar
  • Media pastilla de caldo concentrado (puedes elegir entre el de carne o el de pollo)
  • 1 cucharada de pimienta verde (a tener en cuenta: es del tipo de pimienta verde que se vende en un tarro con líquido (por lo tanto, no está deshidratada ni seca). Aunque en un principio el tarro pueda parecer pequeño, con él nos bastará para hacer esta deliciosa salsa muchas veces)
  • 1/2 vasito de jerez o vino blanco
  • Aceite de oliva
  • Pimienta negra
  • Sal

Elaboración de la salsa pimienta verde

En primer lugar, preparamos la cebolleta. Para esto, la lavamos bajo un chorro de agua fría y la secamos. A continuación, le cortamos el rabo (toda la zona verde) y las raíces y la picamos muy finita.

Después, ponemos una sartén a fuego medio, le echamos algo de aceite y sal y salteamos en ella la cebolleta durante unos cinco minutos, hasta que esté ligeramente transparente.

Tras hacer esto, desmenuzamos con los dedos la pastilla de caldo concentrado encima de la sartén y añadimos el vino blanco. Revolvemos bien y dejamos que el alcohol de evapore (tardará unos dos minutos en hacerlo). Después, añadimos la nata y una cucharada de pimienta verde.

Removemos todo bien y dejamos que se cocine y espese durante unos cinco minutos (Es mejor que lo pongas a fuego muy flojo, ya que no tiene que llegar a hervir).

Si llega a espesar demasiado, podemos añadirle un poco de leche hasta que lleguemos a una textura que nos agrade.

Finalmente, la probamos para ver si está bien de sal y rectificamos si es preciso.

Ya puedes servirla y disfrutarla.

Procura que esté bien caliente. Lo ideal es prepararla en el último momento o tenerla ya hecha y calentarla (bastarán un par de minutos). En este último caso es muy probable que la salsa espese, pero podemos solucionarlo añadiendo leche mientras se calienta.

Puede conservarse unos dos o tres días en la nevera en un recipiente hermético (lo mejor es un tarro de cristal)

Otra rica salsa: salsa de cocona

 

 

 

 

 

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