El guacamole no solo basa su gran éxito en su delicioso sabor, sino también en ese colorido que tanto le caracteriza. Por eso no hay nada más antiestético que hacer guacamole y que éste adquiera un tono negruzco. Para que esto no ocurra hay que conservar los huesos del aguacate dentro de la salsa y no quitarlos hasta que vaya a comerse.