jariam abril 29, 2019
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Tanto la gastronomía como los vinos portugueses poseen una variedad de estilos y aromas. Muchos de ellos son tan fascinantes que difícilmente los encontrarás en otro espacio geográfico. Sin importar cuál sea la ocasión o el plato a degustar, es bueno contar con uno de los vinos portugueses para cocinar.

Sí, no es necesario esperar la hora de la comida para degustar de un buen vino portugués, tanto la receta como la bebida pueden apreciarse individualmente. Sin embargo, realizar diversas mezclas gastronómicas y vinícolas suelen brindar una experiencia culinaria mucho más grata. Para un mayor disfrute, es importante tener en cuenta que la receta para platos tradicionales puede tener ciertas variaciones. Esto se debe a que hoy en día, gracias al creciente número de ‘Vinos Regionais’, los vinos portugueses son muy distintos, aun dentro de una misma región.

Enólogos y viticultores tienden a dejar un sello en cada vino que elaboran, aun cuando en los vinos DOC suelen existir una diversidad de uvas y mezclas de más de dos variedades. Cada vino cuenta con muchas facetas las cuales influyen en los platos a degustar, siendo algunas de estas: los niveles de acidez, la uva, la madera, las notas afrontadas, la intensidad y el nivel de dulzura.

Siempre que te encuentras leyendo la carta de vinos de un restaurante o estás frente a una estantería de vinos en un supermercado o enoteca, es común preguntarse ¿cómo saber cuál es el vino adecuado para cada ocasión? Pensando en ello, hemos desarrollado una serie de consejos para conocer los vinos portugueses ideales para cocinar.

Vinos blancos portugueses

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Si degustarás un plato muy ácido (bien sea por el aliño en la ensalada, una salsa de limón, vinagre, tomate o alcaparras), selecciona un vino blanco fresco con una alta acidez. En caso de escoger un vino más suave, el sabor suele tener menos intensidad en comidas con mayor condimentación. En este caso, los vinos del norte de Portugal tienen mayor compatibilidad. Los recomendables son vinos de las regiones Vino Verde, Bairrada, Dão, Lafões y Beir Interior o vinos de Lisboa: Óbidos o Bucelas.

Los vinos espumosos también presentan una alta acidez, siendo también compatibles con platos ácidos. En este caso, puedes escoger entre los vinos: Barirrada, Óbidos, Douro, Távora-Varosa, Beira Interior y Dão.

En el caso de los vinos blancos portugueses secos y aromáticos, estos dan muy buen maridaje con ariscos y recetas asiáticas poco condimentadas, en espacial, platillos hindi o tailandeses. Aplica solo si no son comidas agridulces.

Vinos aromáticos

Cuando se trata de vinos aromáticos, lo mejor es maridarlos con platillos que contengan ingredientes como hierba de limón o cáscara de naranja, jengibre, pimientos dulces y cebollas. En este caso, es recomendable escoger vinos con la uva aromática Fernão Pires, muy común en la región del Vinho Regional de Lisboa. Otras alternativas de vinos aromáticos portugueses son el Alvarinho y Loureiro (Vino Verde) y Moscatel, que suele ser un vino seco.

Vinos tintos portugueses y platillos del mar

Una verdad absoluta es que la mejor opción para maridar vinos blancos son los platillos del mar como mariscos y pescados. Sin embargo, hay salsas de pescado blanco que llegan a tener un gran maridaje con vino tinto. En ocasiones, preparar el pescado con vino tinto, da un mejor resultado. Para los portugueses, el vino tinto es el preferido para acompañar el bacalao (platillo principal de su gastronomía) y calamares o pulpo en salsa de vino tino.

Entre los vinos tintos portugueses destacan para esta ocasión los de la uva Baga (Bairrada), los cuales dan un gran sabor al acompañar platillos con atún fresco. También el vino verde tinto da un maridaje muy bueno con sardinas asadas. No obstante, los vinos blancos portugueses se consideran como la mejor alternativa para acompañar la trucha del mar y el salmón. Si se quiere algo de variedad, se puede experimentar con un rosado seco al degustar un pez espada.

Cuando se trata de un plato salado con algún toque dulce (probablemente a causa de una verdura, fruta o un poco de miel), lo mejor es combinarlo con un vino que también tenga un toque dulce o que posea un carácter frutado vibrante que ayude a captar el nivel de dulzura. Puede usar un Vinho Verde de marca (en lugar de un vino seco) o un rosado de marca. Un vino tinto suave, muy frutado del Alentejo, también resulta una excelente combinación para maridar estos platillos, aun cuando se trata de un vino seco.

Vinos portugueses y los postres

En el caso de los postres, maridar con un vino seco ofrecerá un sabor insípido. Lo ideal es usar un vino dulce o licor oso: Puede ser el vino de Oporto o de Madeira, como también el dulce Moscatel de Setúbal. Un Moscatel típico es el complemento perfecto para los sabores del postre, sobre todo si este contiene almendras, café, chocolate o alguna nota cítrica. Una buena combinación es el Oporto LBV con mousse de chocolate o una tarta de café. En el caso de ser una tarta de miel local, frutas tropicales y postres elaborados con chocolate con leche o frutos secos, se marida a la perfección con una uva Malvasía de Madeira.

Vinos y carnes rojas

En el caso de los vinos tintos con muchos taninos, es un poco más difícil combinarlos. La razón se debe a que hay ciertos ingredientes que potencia la amargura de estos taninos como: natas, yemas de huevo, espinacas, queso derretido, eneldo, apio y muchas especias. De encontrarse alguno de estos elementos en la receta, lo ideal es seleccionar un vino rosado o blanco.

Y es que los vinos tintos buenos y costosos suelen tener gran cantidad de taninos en su juventud y a medida que envejecen van tomando un sabor mucho más suave. Los vinos portugueses con más taninos son los tintos clásicos del Duero y de Bairrada. Estos vinos hacen buen maridaje con casería, caza, estofados de carne y otras carnes ricas en salsas.

Si se tiene preferencia hacia el vino tino, lo ideal es maridar un vino de cuerpo suave cuando se trata de carnes blancas. También es válido para los platos de carne roja más simples. Si se usa un vino tinto robusto y con muchos taninos, se puede sobrepasar los sabores de estos platillos. Para ello, lo recomendable es un vino tinto suave de Alentejo; un tinto elegante de Palmelo, Algarve o Alenquer; un tinto leve y de fácil bebida del Ribatejo, un tinto ligero de Óbidos o cualquier buen tinto maduro de cualquier región de Portugal. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la acidez fresca de un tinto del Dão llega a cortar la riqueza de diversas recetas con carne roja.

Vinos tintos tempestuosos y robustos de Alentejo, Bairrada, Dão y Douro tienden a cubrir los sabores más delicados de las comidas. Por otra parte, comidas con sabores muy intensos pueden opacar por completo el sabor de vinos blancos suaves y vinos con crianza en roble.

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