Kyrocc julio 6, 2024

Los meses cálidos de verano, evocan lo que para los años 20 representó el vino tinto que se dispensaba en la bodega Venta de Vargas, es decir, el tinto de verano.

Este vino, surge de la combinación de partes iguales en gaseosa (preferiblemente limón) y vino tinto joven.

Una de las características principales de estos vinos tintos jóvenes, es su frescura, aromas frutales intensos y sabores alegres.

Veamos algunas propuestas de estos vinos, para obtener una combinación perfecta en nariz y boca.

 

 ¿Cuál es el mejor vino para hacer tinto de verano?

Generalidades de los vinos jóvenes

Como toda propuesta de vino perfecta en nariz y boca, el tinto de verano suele acompañar desde las sencillas reuniones, hasta las más exquisitas.

En cuanto al perfil aromático de estos vinos, han de ser frutales como: cereza, frambuesa, fresa.

Si estos matizarán con una leve nota de jazmín o violeta, muchos más excéntrico será su sabor.

Otras de las características típicas de este tipo de vinos, es su acidez y fruta en boca, llegando a percibirse como ligero a medio.

Para los vinos jóvenes no hay proceso de crianza en barricas y su fermentación es totalmente controlada, por lo general, carbónica.

 

Tres mejores vinos para hacer tinto de verano

Cada uno de los vinos que mencionaremos, cuenta con un esquema de suelo, cultivo con nula crianza.

Aunque para algunos el Syrah, pudiera resultar más maduro, realmente, aporta para algunas narices, un carácter más concentrado de su tinto, resultando más agradable en boca.

Todos son de uvas con taninos suaves, que aportan una sensación de volumen y amplitud con frescura y suavidad en boca.

Veamos de cuáles se trata:

  1. Tempranillo

Se trata de una uva joven con matices acentuados de cereza, fresa y frambuesa; en algunos casos, suele imperar notas de rosa o jazmin.

Este vino, tiene mucha fruta en boca y suavidad en su cuerpo. El término tempranillo, se refiere a la uva más “temprana”, es decir, la que tarda menos en madurar, de allí que, se combine muy bien con la gaseosa y, para algunos gustos, con rodajes de limón o naranja.

Con la uva tempranillo, se puede elaborar vinos tintos (también rosados), vinos jóvenes hasta tintos crianza.

Otra de las características de esta uva, es su color intenso y/o matizada con violeta; cuando la uva es un poco más madura, maneja un aroma a tabaco o chocolate.

 

  1. Syrah

Este tipo de uvas típica del Valle del Ródano en Francia, cuenta con una particularidad de sabor y aroma que le aportan una estructura y cuerpo intenso.

Aunque para algunos críticos, no es apto para un tinto de verano, si se sabe combinar en proporciones mayores en el caso de la gaseosa, puede alcanzar un resultado exigente para las narices suaves o primarias.

También producido en California y Australia, este vino cuenta con alto porcentaje de concentración frutal, de allí que se emplee en el arte culinario (parrillas, asadas guisos y otros).

Con cierta nota a pimienta, el Syrah asoma un toque a pimienta negra, con frutas negras, ciruelas, mora y un ligero toque ahumado y de madera.

 

  1. Garnacha

Es una de las uvas más importantes en la producción de vinos tintos y rosados; en el sur de Francia (Languedoc-Roussillon, Valle del Ródano y Châteauneuf-du-Pape) y en España (Rioja, Navarra, Aragón, Priorat y Montsant).

Esta uva es bastante jugosa y dulce, gracias a su adaptabilidad a diversos climas, le permite desarrollarse con baja acidez.

La uva garnacha no es exigente para su cultivo, puede llegar a darse en suelos pobre, pero, con buen drenaje.

Todo estos, le aporta un resultado elegante, afrutado, fresco y alegre en boca, con cierto predominio de frutas rojas y negras como cereza, frambuesa, mora.

 

 

 

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